El
Día Internacional del Amigo es una celebración ecuménica, que nació de la
inquietud de un pensador argentino, el Dr. Enrique E. Febbraro, que sentía que
era necesaria una celebración de las virtudes más altas del ser humano.
En
el año 1968, la carrera por alcanzar el sueño de la conquista del espacio
llegaría en pocos meses más a su punto culminante, pues hacía tiempo que el
hombre había comenzado a derribar barreras e iba produciéndose un acercamiento
universal.
Este
vertiginoso afán por trasponer las fronteras de la tierra y llegar a los
confines del universo hacía que los hombres necesitaran cada vez más acercarse
hacia otros hombres de ideologías, credos o razas diferentes, para lograr
objetivos comunes.
El
objetivo concreto era llegar a la luna, y muchas personas tomaron conciencia de
que la unión con sus semejantes los ayudaría a lograr más rápidamente el
objetivo, ya que esta conquista había acaparado la atención y el interés de
todos los seres humanos.
Este
trabajo de los hombres unidos para conseguir la meta deseada, fue la fuente
inspiradora de una persona que se encontraba en algún rincón del mundo, más
precisamente en un lugar llamado Lomas de Zamora, en la República Argentina:
Enrique Febbraro, Doctor en Odontología, Profesor de Historia y Ética, no quiso
dejar de honrar este esfuerzo de la humanidad toda, ya que el hombre estaba
construyendo una alianza sin fronteras y comenzaría a establecer vínculos de
amistad entre todos los seres de la tierra.
Para
concretar su homenaje, solicitó la colaboración de algunos amigos y personas
cercanas a su pensamiento, y formó un equipo que trabajó durante un año sobre
esta idea, bajo un concepto innovador: "Mi amigo es mi maestro, mi
discípulo y mi condiscípulo. Él me enseña, yo le enseño. Ambos aprendemos y
juntos vamos recorriendo el camino de la vida, creciendo. Sólo el que te ama te
ayuda a crecer". Fue así que, como corolario de su tarea, instituyó el 20
de Julio de 1969 como el "Día Internacional del Amigo", en
coincidencia con la llegada del hombre a la luna.
A
partir de allí comienza un largo peregrinar del grupo de Dr. Febbraro, para
difundir la idea y lograr el consenso necesario para celebrar el Día del Amigo.
Su tarea se llevaba a cabo con un lema: "UN PUEBLO DE AMIGOS ES UNA NACIÓN
IMBATIBLE", y destacaban que sería una celebración ética, sin fines de
lucro ni de fomento al consumo.
¿Cómo
se hace un amigo? ¿Dónde se lo encuentra? El profesor comentaba que en
cualquier parte: en el bar, en la oficina, en otra ciudad, en aquel país, a la
vuelta de la esquina, a través de Internet, viajando, entre los animales y las
plantas, o en el mundo de las ideas. Sólo hace falta alguna disposición a amar,
a escuchar, a comprender, a abrirse al otro, a dar, a sentir placer de
compartir su dicha y de acompañarlo en su pena.
¿Cómo
se conoce al amigo? "Es fácil, porque no se lo ve, se lo siente",
decía nuestro amigo Febbraro. También apuntó que "Mi amigo es mi maestro,
mi discípulo y mi condiscípulo. El me enseña, yo le enseño.
Buscó
también a otras personas para popularizar su iniciativa. De esta manera se
encuentra con Mirta Lancillotta Duarte, de la Provincia de Mendoza, Argentina,
quien el 20 de julio de 1988, funda el Banco Mundial de la Amistad, que se
extiende actualmente por 82 países. La señora Duarte ha recibido numerosos
premios y distinciones a nivel nacional e internacional, como continuadora de
la obra emprendida por el Dr. Febbraro.
Muchas
veces las cuestiones laborales, los problemas y las idas y vueltas de la vida
nos limitan en el tiempo que le dedicamos a cultivar la amistad.
Existe
una receta para la verdadera amistad?
No,
pero para conservar una amistad verdadera son necesarias tres cosas:
- Honrarlo cuando
esté presente.
-
Valorarlo
cuando esté ausente.
- Asistirlo cuando lo
necesite.
La
razón es simple: La amistad es un alma que habita en dos cuerpos y un corazón
que habita en dos almas.
Por
eso, la verdadera amistad es la que sigue a tu lado, incluso cuando no te queda
nada por ofrecer, salvo tu compañía.
A los
largo de mi vida tuve la suerte de comprobar que en los momentos difíciles siempre
estaban esas personas por las cuales uno agradece todos los días, no solo hoy.
Para
todos ellos: FELIZ DÍA…
Algo
para mis amigos
No
puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas
para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No
puedo cambiar tu pasado ni tu futuro. Pero cuando me necesites estaré junto a
ti.
No
puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te
sujetes y no caigas.
Tus
alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos. Pero disfruto sinceramente
cuando te veo feliz.
No
juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte, a estimularte
y a ayudarte si me lo pides.
No
puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar, pero si te ofrezco el
espacio necesario para crecer.
No
puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón, pero
puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No
puedo decirte quien eres ni quien deberías ser. Solamente puedo quererte como
eres y ser tu amigo.
En
estos días pensé en mis amigos y amigas, entre ellos, apareciste tú. No estabas
arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista.
No
eras el numero uno ni el número final. Y tampoco tengo la pretensión de ser el
primero, el segundo o el tercero de tu lista.
Basta
que me quieras como tu amigo.
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