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viernes, 21 de octubre de 2011

¿Quién empaca tu paracaídas?

Cuando tuve la suerte de estudiar en E.E.U.U. alguien me acerco esta historia que me pareció muy interesante compartir, hoy, con ustedes. 

Tal vez ya la conozcan, pero el  sólo hecho de leerla nuevamente me hace pensar en la cantidad de personas que alguna vez empacaron mi paracaídas.

De hecho, soy paracaidista,  y cada vez que miraba hacia arriba para controlar mi velamen, agradecía a  Dios, siempre, y luego a esa persona que, de manera anónima, también cuidaba de mi.

Espero que la disfruten y la comenten:
    
Charles Plumb fue un piloto de jets de la US Navy en Vietnam.  Después de 75 misiones de combates, su avión fue destruido por un misil tierra-aire. Plumb fue expulsado del avión y su paracaídas abrió y aterrizó en tierras enemigas.  El fue capturado y pasó 6 años en una prisión Vietnamita.
El sobrevivió la prueba y regresó a USA.
Un día, cuando Plumb y su esposa estaban sentados en un restaurante, un hombre en otra mesa se acercó y le dijo: -"Tú eres Plumb!  Tú piloteabas aviones caza en Vietnam desde el portaaviones Kitty Hawk.  Tú fuiste derribado!".
-"¿Cómo es posible que tú sepas esto?" preguntó Plumb.
"Yo empaqué tu paracaídas", contestó el hombre. Plumb se quedó con la boca abierta por la sorpresa y agradecido.
El hombre extendió su mano y dijo: "Me imagino que funcionó".
Plumb le aseguró, "Seguro que lo hizo.  Si el paracaídas no hubiese funcionado, no estaría aquí hoy".

Plumb no pudo dormir esa noche, pensando acerca de aquel hombre. Plumb dice, "Yo estuve imaginando como luciría él con un uniforme del Navy.  Me imagino cuántas veces lo pude haber visto y no decirle Buenos días, como estás?, o algo más porque, como ven, yo era un piloto y él sólo un marinero". 

Plumb pensó en las largas horas que el marinero pasó en un mesa larga de madera en las entrañas del barco, empacando cuidadosamente cada paracaídas, teniendo en sus manos muchas veces el destino de alguien que ni siquiera conocía.

Ahora, Plumb quien da charlas sobre sus experiencias pregunta a su audiencia, "¿Quién empaca tu paracaídas?". 

Cada uno tiene a alguien que le provee lo que necesita para pasar el día.
Plumb también puntualiza que él necesitó muchos tipos de paracaídas cuando su avión fue derribado sobre tierra enemiga: él necesitó su paracaídas físico, su paracaídas mental, su paracaídas emocional, y su paracaídas espiritual.  

El recurrió a todos estos soportes antes de lograr la libertad y seguridad.

Algunas veces en los desafíos diarios que la vida nos da, descuidamos lo que es realmente importante.  Nosotros podemos fallar en decir hola, por favor o gracias, felicitar a alguien por algo maravilloso que le haya pasado, dar un cumplido o simplemente hacer algo amable sin ninguna razón.  Cuando vayas por el transcurso de esta semana, este mes, este año, reconoce a la gente que empaca tus paracaídas.

En la próxima tarea que tengas, pregunta y pregúntate

"¿Quién empaca TU paracaídas?"; "¿Quién empaca MI paracaídas?"

Nuestra actividad, sólo la podemos hacer en equipo, no hay gestión de uno... 
La gestión se basa en relaciones y de las buenas si queremos llegar a buen puerto y la primera, segunda, tercera, etc....virtud de un líder es ser agradecido...


Nuestra vida esta hecha con otros, por otros, contra otros, hacia otros, entre otros.



Cuando olvidamos esto, caemos en la trampa de creer que el mundo existe sólo para uno y comenzamos a creer que nuestras decisiones sólo tienen repercusión en nosotros. 



Todo lo que  hacemos siempre tiene incidencia en los demás pues nuestra vida esta hecha por todos. 



Para ser nosotros mismos necesitamos contar con los demás.



Así es como se completa nuestra existencia.



Para finalizar, y refutando la famosa frase "Confiar es bueno, controlar es mejor", esta pequeña reflexión sobre la confianza:


LA CONFIANZA

Un ciego y un invalido habían llegado juntos a una hostería, para ahorrar decidieron compartir la misma habitación.

En la madrugada se despertaron aterrados porque se había desencadenado un violento incendio. La situación era desesperada, en medio del caos ellos comprendieron que debían  ayudarse para ponerse  a salvo.

El invalido se subió  a los hombros del ciego y por confiar en otro hombre tuvo piernas para escapar.

El ciego se dejó guiar al oído por las instrucciones del invalido y por confiar en otro hombre tuvo ojos para encontrar el camino de salida.

Así, por el milagro de entenderse y de confiar uno del otro, pudieron salvarse.

Si creen que la confianza no es necesaria...
Si creen que la confianza puede ser reemplazada por otras herramientas...
Si creen que la confianza corrompe la autoridad...

Pregúntale a Charles Plumb que piensa de la confianza!!!

Martín SPENA
  

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