Primero
que todo me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que
decirle que haga las cosas sino que sabe lo que tiene que hacer y lo hace en
menos tiempo del esperado.
Me
gusta la gente responsable que considera las posibilidades y derivaciones de
sus actuaciones y no deja soluciones al azar.
Me
gusta la gente estricta con su
gente y consigo misma, pero que
no pierde de vista que somos humanos y que nos podemos equivocar.
Me
gusta la gente alegre y sin barreras, gente que crea un ambiente agradable y
que quiere a su trabajo por más obstáculos que en él encuentre.
Me
gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce
más que los caóticos esfuerzos
individuales.
Me
gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y
razonados a las decisiones de su jefe.
Me
gusta la gente de criterio y la que, al aceptar sus errores, se esfuerza
genuinamente por no volver a cometerlos.
Me
gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente: a esos los
llamo mis amigos.
Me
gusta la gente honesta, fiel y persistente que no desfallece cuando de alcanzar
objetivos e ideales se trata.
Me
gusta la gente positiva, de criterio amplio y dispuesta a nuevos desafíos.
Con
gente como ésta, me comprometo a lo que sea, así no reciba ninguna retribución
económica, ya que con haber tenido a esa gente a mi lado me doy por retribuido.
Julián
Pérez Uribe
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